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Antes incluso de que abandonemos la Tierra debemos recordar que compartimos el planeta con una raza de elementales: seres formados por las sutiles esencias de los elementos antes que de la materia física que constituye nuestros propios cuerpos. Hoy día suele escapar a nuestra percepción, pero algunos individuos, y hasta razas enteras como los celtas y escandinavos, son una realidad asumida, que con frecuencia se siente, escucha, y a veces hasta se ve. La gente los ve y escucha como hadas, duendes, elfos, gnomos, y en muchas otras formas pintorescas. Esta breve anécdota de la Isla de Man, tomada de The Fairy Faith in Celtic Countries de Evans-Wentz, contiene en esencia los temas favoritos de las tradiciones musicales de hadas:

William Cain, de Glen Helen, regresaba a casa por la tarde a través de las montañas cerca de Brook’s Park, cuando escuchó una música bajo una cañada, y vio allí una gran casa de cristal parecida a un palacio, toda iluminada. Se detuvo a escuchar y cuando hubo captado la nueva melodía se fue a su casa a practicarla con su violín. Hace poco tocó la misma melodía de hadas en Peel en la fiesta de Man de la señorita Sophia Morrison.

Aquí tenemos una música misteriosa escuchada al atardecer, el palacio cristalino del otro mundo, y las hadas como fuente de inspiración de músicos mortales. Se trata de algo que se escucha en lugares de linaje antiguo y altamente mágicos, como la colina de Tara, el centro espiritual de toda Irlanda, y cerca de las estructuras megalíticas: círculos de piedra, túmulos… En Tara un anciano le contó a Evans-Wentz::

Estoy tan seguro de que usted está sentado, como de que escuché las flautas allí en el bosque… Las escucho con frecuencia en el bosque de Tara. Cada vez que la “gente buena” toca, la música se escucha claramente en todo el campo; y es el tipo de música más maravilloso. Puede durar media noche, pero una vez que amanece, acaba.

A veces las hadas se ven tanto como se escuchan.

(fragmentos del libro titulado: Armonías del cielo y de la tierra. La dimensión espiritual de la música desde la antigüedad hasta la vanguardia, escrito por Joscelyn Godwin).

María Trovadora

Además de mujer y madre, soy música y creadora de mi realidad. La música es mi vida, lo es todo para mí. También siento un amor profundo por las lenguas y su riqueza y musicalidad. Me llaman poderosamente la atención los diferentes lenguajes que van más allá de las palabras.

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